Reliquia-Relicario
Hoy lo aprendí. Vivir es olvidarlo todo,
y morir es aceptar que todos nos olviden,
para que nadie muerda los frutos
ni se desmaye de dolor al ver volar un pájaro.
Josefina Plá
Tengo un apetito lánguido
de dioses. Suspiros de alambrado
en el invariable color del ocaso.
Quiero lo que retienen los odres.
Lágrimas de gavilán que destilaron mis ojos
y cobijaste en los cuencos de tus manos.
Quiero el salario de albor para mi relicario.
Tener mi pequeño santo
de sal dentro del cuerpo
y solo al quitármelo… ¡reliquia!...
obtener, meritorio, el traslado.
Quiero, al doblegar mi guerra, malevo,
ser en tramos descanso,
y que lo que descomponga el cuerpo
crezca gramíneo en las orillas del paso.
Hera’ÿva
Susy Delgado-pe guarã
Aguata jepeve mientras me hundo.
Aguata pya’e ponónte ajapasuru.
De mitã’i aprendí a andar
como el vientito sobre el embalsado,
vevúi asy.
Destreza esterera
–ñeembukugua katupyry-
caminar sobre el agua, Kiritóicha.
Apyru voínteko, apyru jey.
Piso-me hundo-piso otra vez.
Jaha hese, lopi –¡frente march!-
Tuyutí rovake.
Sin nombre
Para Susy Delgado
Camino más rápido mientras me hundo.
Camino veloz para no hundirme.
De niño aprendí a andar
como el vientito sobre el embalsado,
liviano doliente.
Destreza esterera
-destreza ñeembuqueña-
caminar sobre el agua, como el Cristo.
Piso rápido, piso dos veces,
Piso-me hundo-piso otra vez.
¡Vamos, pues, pariente! Frente march…
contra Tuyutí.
Trayecto dorado a Tres bocas
El rio está calmo.
Como chacra del viento y de la luz yuntera
El Luján es el trillo por el que se cuela el sosiego.
Suda la piel del agua su regalo fresco.
Quizás tibio. Contaminado. Transido.
Trasgo del Puerto de Frutos.
Pero promesa.
Desprende escamas verdes de su trasfondo ocre
Como un alcaucil desalmado
Por la estolidez del continente.
En llegando a los lindes del recodo,
Donde los carteles nombran al prócer
Y el gallo de la aurora lo niega cuantas veces puede,
Laura asume su baquía. No necesita
Pergeñar una estrategia contra el monstruo.
No escapamos a ningún lado.
Me muestra el peinado del agua sobre los espartillos,
Las cofias de piedra sobre los lindes del agua,
La peineta indispensable de los palafitos.
Un ritmo ternario marca el paso.
Las sincopas de un chamamé que a veces
Recula en sobrepaso, marcha atrás de la lancha
Aparcando en los muelles.
Baja la gente y se desperdiga como bandadas de cotorras.
El humor isleño sin dobleces se explaya
En pocas notas.
Los turistas no entran en el paisaje, no traspasan
El cascarón del humedal y del paseo.
Ella me apunta el sitio encantado, los cristales
Del encierro, donde el genio
Perpetró el descanso y su ludibrio.
Mestizo huarpe del secano hizo suyo
un pedazo chandul del estío.
Dice ella, este es el Espera, más arriba el Esperita.
¿Viste que bellas son las flores? Ya te mostraré mi árbol.
Cuando estés preparado sentirás su abrazo, verás
Surgir en el recodo de su expectativa
el tierno dolor del Colorado.
No hay otro momento en el Paraíso
Que el florecer de las glicinas
Y el otoño rojo de las frondas. Te lo juro.
La marcha no se detiene y sin embargo no avanza
Se expande por la hoya de tierra dorada.
Los pirís y juncos bailan el kotyu de la mañana.
Los mbiguá duermen en los cables del sueño…
Hovyu…
De qué parte, en qué segundo de quimera
Veremos nadar al jaguar que veló su nombre
Primigenio al sitio equivocado.
Pero no, no es el Tigre el que aparece.
Es el Colorado agazapado sobre el agua,
Sus hojas verdes, como domesticado
Y congruente.
Ya estamos cerca, dice Laura.
Vayamos hacia el fondo, acá se baja
Mucha gente.
Mario Castells (Rosario, 1975). Hijo de paraguayos, de nacionalidad troska-artiguista. Escribió narrativa, ensayo histórico, crítica y poesía. Firmó su libro Fiscal de sangre con el heterónimo Juan Ignacio Cabrera. Otros poemas suyos aparecieron en un libro conjunto editado por el Festival de Poesía de Córdoba: Lenguaje, con poemas de Juan Chico, Leko Zamora, Liliana Ancalao y suyos. Escribe en castellano pero también ha chapuceado versos en guaraní. Es traductor del guaraní paraguayo e investiga la literatura paraguaya de expresión guaraní. La Biblioteca Nacional está editando su libro sobre Carlos Martínez Gamba, el gran escritor paraguayo en lengua guaraní. Y prontamente saldrá su libro de poemas Cuadernos del largo derramadero por Editorial Patronus. Vive en el Arroyo Curubica, delta de Tigre.